31 agosto 2015

El puerto fluvial, la razón de ser de Córdoba

El río era navegable desde Hispalis (Sevilla) hasta Castulo (Linares), con Corduba como centro neurálgico.
Córdoba / Imagen idealizada de la Córdoba romana, donde se puede ver el puerto
 
          Si Córdoba existe como ciudad es por su importancia estratégica en la Antigüedad, ya que junto al actual Puente Romano se encontraban los dos únicos vados flanqueables del cauce en muchos kilómetros a la redonda, con lo que se consideraban el nexo de unión entre dos mundos, entre el Norte y el Sur de la Península, y, al mismo tiempo, la principal vía de comunicación que permitía dar salida a todos los productos del interior hacia el mar y viceversa.

      Ésa fue la razón de que esta ciudad-puente, como las suelen denominar los geógrafos, tuviera en época romana uno de los principales puertos fluviales de Hispania y que el tránsito de barcos entre Hispalis (Sevilla) y Corduba (Córdoba) fuera fluido y abundante, llegando, incluso, a llegar su navegabilidad mediante determinados tipos de barcos hasta Castulo, la actual Linares.

       «El río grande, el Guadalquivir, era la principal autopista de la época, una vía de comunicación de primera tanto para dar salida a las riquezas del interior, especialmente la plata de Sierra Morena, que pagó la conquista romana, y otros metales, como para dar entrada a tropas, impedimenta (equipamiento militar) o productos de lujo que llegaban a la Península desde el Mediterráneo a través del puerto de Sevilla», explica el profesor Desiderio Vaquerizo, coordinador del Grupo Sísifo del Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba (UCO).

      No en balde, el Guadalquivir fue «clave» en el comercio de aceite con Roma durante los siglos I y II después de Cristo, ya que todas las grandes fincas productoras en el triángulo comprendido entre Sevilla, Córdoba y Écija tenián sus hornos y embarcaderos a orillas del Betis y directamente trasladaban el aceite desde los odres a las ánforas y luego los embarcaban para su salida al Mediterráneo y, desde el puerto de Sevilla, en barcos más grandes hacia la entonces capital del mundo conocido, Roma. «Ese comercio fue tan extremadamente importante y potente, que es la base del poder económico de las elites de la Bética durante siglos», abunda Vaquerizo. De hecho, el romano monte Testaccio se confeccionó a base de restos de ánforas que en sun 80% procedían de esta región de Hispania.


Un puerto de primer orden e internacional

       Así, el puerto cordobés en época romana era de primer orden y probablemente estuvo ubicado donde ahora se encuentra el Alcázar. Y aunque se desconoce la fisonomía de sus infraestructuras, sí se sabe que era de piedra con edificios y almacenes también en madera, pero la acción de los árabes lo modificó por completo. Se accedía hasta él por la puerta del Puente Romano, que por los cimientos encontrados se sabe que era tripartita, y justo antes existía una gran plaza pública, aunque no se tiene certeza de que fuera el foro portuario, que existía y bullía de vida. «En la zona del Alcázar han aparecido una serie de inscripciones con advocaciones de dioses orientales, sirios y de otros lugares del Mare Nostrum que indican un poco que se trata de un punto de contacto internacional», comenta el profesor.

      El comercio que llegaba a Corduba procedía del mar entrando por Hispalis, que prácticamente era puerto marítimo, ya que la desembocadura del Guadalquivir en esa época bien podía estar en el Aljarafe. Hasta allí el cauce admitía barcos de cierto calado, pero para llegar hasta Corduba se usaban barcazas en un número abundante por su tamaño. Para ello se solía utilizar un canal central que se formaba con drenaje periódico y, de hecho, se conoce el nombre de uno de los procurator ad ripam Baetis (encargado de mantener la navegabilidad del Guadalquivir), Iulius Posesor, cuyo trabajo debía de consistir en eso precisamente.

      La navegabilidad del Guadalquivir traspasa la época romana y se mantiene con los visigodos, ya que la ciudad fue cuna de reyes godos, e incluso llega hasta la época árabe, pero se pierde con el paso del tiempo hasta que fue residual y desapareció. Se supone que la decadencia romana de la ciudad, allá por el siglo III, en favor de Sevilla tiene que ver con el cambio de importancia geoestratégica que dejó el puerto en un segundo plano a la sombra de el de Hispalis.

      Hasta la primera mitad del siglo XVI no hubo un intento serio de recuperar la navegabilidad del Guadalquivir por parte del cordobés Fernán Pérez de Oliva, pero no obtuvo éxito, aunque en 1524 escribió el libro «Razonamiento sobre la navegación del río Guadalquivir», donde recoge su propuesta para hacerlo navegable hasta Córdoba.

      Uno de los últimos intentos por hacer que los barcos volvieran a cruzar su superficie fue el proyecto ideado por el fundador de la empresa Mengemor en 1904, Carlos Mendoza, que ideó un sistema de 11 presas escalonadas, como las de Posadas o Palma del Río, a fin de que los embalses creados asegurasen un calado mínimo de dos metros para permitir la navegación actuando a modo de láminas.

29 agosto 2015

25 Aniversario del Jardín Botánico de Córdoba


Palacio de Viana, Córdoba


Álvaro Vizcaíno Ortega ~ Córdoba de mis amores


De Córdoba, hay que hablar


Córdoba, Vida y Genio


Ermitas de Córdoba


Gran Capitán

La leyenda del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba

La Mezquita-Catedral de Córdoba


Shopping Night Centro Cordoba 2014 - 6 Junio


28 agosto 2015

Mezquita de Cordoba visita nocturna HD - Cordoba Mosque night visit


La leyenda de al-Zahra


Palacio de Maximiano en Córdoba. Enclave arqueológico de Cercadilla


Vino FINO D.O. Montilla-Moriles (Córdoba)


Conoce la D.O. Montilla-Moriles (Córdoba)


HDL: José García, el hostelero Cordobés. El Caballo Rojo


Arroz cordobés, por Lacocinadepaconavarro


Córdoba 1993: Antigua estación de ferrocarril


Córdoba 1930-2012: cambios urbanísticos


Kayak Rio Guadiato, 14 km - Tramos 2 y 3


Hotel Córdoba Center ****


Zoológico de Córdoba


Córdoba, casco histórico


Llegada del último tren a la antigua estación de Córdoba


26 agosto 2015

Jardines de la Agricultura / Reunión de artistas




Entre los gratos jardines cordobeses destacan los de la Agricultura, también Jardines Bajos. Estos jardines ejemplares surgieron en el siglo XIX como prolongación del campo de la Victoria; el proyecto de crearlos partió en 1811 del invasor francés, “pero esto no llegó a realizarse y permaneció en el mismo estado hasta 1866, en que el Ayuntamiento adquirió dicha haza, que se ha convertido en un extenso jardín dividido en varios cuadros, y abundante de agua”, según testimonia en su Indicador cordobés Luis María Ramírez de las Casas-Deza.
El jardín, felizmente recuperado de la salvajes agresiones que sufría hace años con motivo de la Feria de Mayo, tiene varias lecturas. Una es artística y literaria, que permite hilvanar una ruta a través de los monumentos que lo jalonan. Escritores y artistas dialogan bajo las copas de los árboles desde sus bustos de bronce o piedra. El principal por su interés artístico es el de Julio Romero de Torres, cuya grandilocuencia arquitectónica aplasta un poco la figura en bronce del pintor, tocado con capa, junto a su inseparable galgo Pacheco. “A Julio Romero de Torres”, reza escuetamente en el pedestal del monumento, obra del escultor almeriense Juan Cristóbal González, que fue inaugurado en mayo de 1940 y ha sido objeto de una benefactora limpieza.

No lejos del pintor, y a sus espaldas, un pedestal de marmóreos sillares soporta el busto del escultor Mateo Inurria, labrado por su discípulo Adolfo Aznar Fusac, que fue inaugurado en septiembre de 1928, cuatro años después de la muerte del artista. “Córdoba a Mateo Ynurria”, dice escuetamente el pedestal. No lejos del escultor, también se homenajea a Rubén Darío, “príncipe del verso castellano”, según reza el medallón de bronce que efigia el busto del poeta nicaragüense, fijado sobre un cubo de granito sobre el que se apoya un fuste truncado.
Y a corta distancia, otro pedestal de piedra gris sostiene el marmóreo busto del músico Cipriano Martínez Rücker, labrado por Enrique Moreno El Fenómeno, inaugurado en enero de 1925, a los pocos meses de su muerte. Así pues, reúnen los jardines a un pintor, un escultor, un músico y un poeta; aquí está el embrión de la idea que inspira la Fundación Antonio Gala.
También admiten los jardines una lectura filosófica, al amparo del espíritu de Séneca que anida en ellos. Muchos cordobeses mayores aún recordarán con añoranza la Biblioteca Séneca, un pabellón con las obras del filósofo a disposición de los lectores, que tomaban asiento en unos bancos de azulejos dispuesto alrededor, en forma oval; la pequeña caseta con los libros desapareció, pero como recuerdo se conservan los bancos, decorados con orlas, volutas y una treintena de pensamientos senequistas: “¡Cuántas gentes mienten para engañar! ¡y cuántas otras porque han sido engañadas!”; “Nadie querría la vida, si no la recibiera por sorpresa”; “Tanta debilidad hay en hacer mal, como en permitirlo”;“Una cosa inútil es demasiado cara aunque no cueste más que una vagatela”; “Es natural al hombre el admirar más bien lo nuevo que lo grande”; “La crueldad nace siempre de la debilidad”; “El miedo aconseja siempre muy mal”, etcétera. Sigue siendo un placer tomar asiento aquí con un libro de Séneca en las manos.

Y otra lectura, acaso la principal, es botánica. Una rejuvenecedora reforma ha pavimentado los paseos y ha aligerado la fronda vegetal, convirtiendo los jardines en una acogedora isla verde que, aunque rodeada de tráfico por todas partes, conserva un recogimiento que hace grato el paseo. En su libro Parques y jardines cordobeses, imprescindible para el conocimiento de riqueza vegetal que puebla tan gratos espacios, Lola Salinas y Manuel de César consideran éste como “el más rico en especies vegetales de cuantos parques adornan nuestra ciudad”, y para demostrarlo relacionan la treintena de árboles diferentes que en él crecen: plátanos de sombra, ailantos, olmos, acacias, robinias, moreras, naranjos, álamos, fotinias, prunos, pinos, aligustres, casuarinas, árboles de Júpiter, jacarandas, palmitos, magnolios, palmeras whasingtonias, granados y un viejo cedro, a los que hay que añadir ejemplares únicos de ginkgo –superviviente del mesozoico–, esterculia, castaños de Indias, tilo, sófora péndula, cica, jaboneros de China y malváceas. Por no hablar de las especies arbustivas de temporada, que suelen variar.
Entre los estanques el más popular es el que llaman de los Patos, por los palmípedos que, ajenos a la curiosidad infantil que despiertan, nadan impasibles en un circular anillo que abraza una islilla en la que crece las palmeras. La última sorpresa floral que guardan los jardines es la romántica rosaleda, que, junto a la avenida de América, estalla de color por primavera.

La capital
Rincones de Córdoba con encanto
Francisco Solano Márquez (2003)

25 agosto 2015

Jardines de Colón / El corazón verde

Fuente exterior
La Plaza de Colón tiene en los jardines del antiguo Campo de la Merced, remodelados en 1994, un corazón verde donde buscar refugio frente al tráfico circundante, la prisa, el desasosiego. Una isla de vegetación rodeada por un anillo de edificios de siete plantas que la ahogan; este perímetro renovador ha respetado, menos mal, la torre bajomedieval de la Malmuerta y la fachada barroca del antiguo convento mercedario, cuya noble arquitectura se transparenta por entre la arboleda. No debe extrañar el porte de los árboles que aquí elevan sus copas hasta sobrepasar los edificios del entorno, pues están fertilizados por las cenizas de patricios romanos que hace dos milenios encontraron el reposo eterno en el cementerio que hubo en el lugar, como aún testimonia el topónimo de la cercana Puerta de Osario.
      Pero el semblante que hoy ofrecen los jardines no es de muerte sino de vida; palpita la vida bajo la arboleda, que cobija amorosamente los juegos de niños, la tertulia doméstica de las madres vigilantes, la taciturna reunión de jubilados, el diálogo sin palabras de los amantes, los perros cautivos y las palomas libres, que se desplazan en un blanco barullo hacia la mano que les brinda alimento... Dos ritmos bien distintos tiene la vida que transcurre en los jardines: el sosiego de quienes están, y se sumergen complacidos en la envolvente compañía de la vegetación, y el andar apresurado de quienes pasan, ajenos a un espacio privilegiado que desprecian sin dejarse seducir, mero atajo en su trayecto cotidiano.

Morabito
      El centro geométrico de este corazón verde lo constituye la fuente, que, como los propios jardines, tuvo un parto lentísimo y laborioso; emprendió ambos proyectos en 1835 un efímero alcalde, el Conde de Torres Cabrera, pero no cuajaron. Los jardines actuales responden a un proyecto de 1905, mientras que la fuente se construyó en los años veinte. Es una obra de aliento neorromántico, realizada en hormigón por el escultor Rafael del Rosal, según proyecto del reputado arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría. Sobre el centro del gran pilón circular, anillado por tuyas, surge el pilar central, sobrecargado de veneras y peces de leyenda, sobre el que se encaraman dos tazas decrecientes rematadas por el penacho de un copioso surtidor, que al caer se desmaya en guedejas de agua.
      Una docena de bancos de fundición pespuntean el perímetro de la circular explanada –su forma recuerda la de la plaza de toros que hasta 1831 hubo en el lugar– e invitan a contemplar el grato espectáculo. El rumor del agua, el zureo de las palomas y las risas infantiles levantan una bucólica barrera acústica que amortigua el molesto ruido del tráfico, incesante más allá de las verjas de dorados remates, que proporcionan a los jardines un toque palaciego. Los ocho paseos radiales conectados con las entradas confluyen en el círculo central, todo pavimentado de rojizos adoquines, que, aunque proporcionan más pulcritud, añoran el albero de antaño. A la vera de la fuente dibuja su exótica silueta oriental el somnoliento morabito, hoy transformado en modesta mezquita y sede de la Asociación de Musulmanes. En el contiguo parque infantil juegan los niños, ajenos a cualquier tentación de xenofobia.

Fuente central
Hay que recurrir a Lola Salinas y a Manuel de César para que, a través de su libro Parques y jardines cordobeses, nos guíen por la botánica del recinto, “de los más cuidados y bellos entre los cordobeses”, que anotan entre su arboleda robustos plátanos de sombra, palmeras datileras y canarias, melias o árboles del paraíso, naranjos, recios pinos, esbeltas casuarinas, moreras, tres cedros del Himalaya y álamos blancos, así como ejemplares únicos, como la acacia de tres espinas, el brachichiton, la mimosa, el perfumado mandarino y los cipreses grises. Sin contar las arbustivas plantas que crecen en los parterres, ahora alfombrados de césped, en los que se agrupan macizos de cañas y de agapantos, que al final de la primavera mecen sus violáceas flores sobre esbeltos tallos cimbreantes.

1. La capital
Rincones de Córdoba con encanto
Francisco Solano Márquez (2003)

Tradición de la Fuensanta

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Nuestra Señora de la Fuensanta
TESTAMENTO DE ISABEL RODRÍGUEZ, MUJER DE GONZALO GARCÍA, A QUIÉN SE APARECIÓ POR PRIMERA VEZ LA VIRGEN DE LA FUENSANTA
 
AHPCO, Archivos de la Fe Pública, Notaría 14, Córdoba. 25 de enero de 1481.
Archivo Histórico Provincial de Córdoba
C/ Pompeyos, 6 14003 CÓRDOBA.
Telf: +34 957 355 555 Fax: +34 957 355 566
e-mail: informacion.ahp.co.ccul@juntadeandalucia.es

    La festividad de Nuestra Señora de la Fuensanta se celebra en Córdoba cada 8 de septiembre atrayendo al Santuario de su titular a miles de fieles, hecho este que se repite desde la primera mitad del siglo XV, momento en que encontramos el origen de dicha devoción.
Son varios los autores que han narrado la aparición de la Virgen, así como el posterior hallazgo de la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta, con ciertas diferencias entre ellos, especialmente en lo concerniente a la fecha de la aparición que unos sitúan en 1420 y otros en 1442, justificando estos últimos su teoría y aportando argumentos en contra de la primera fecha (como la coincidencia del 8 de septiembre en sábado que apuntan los relatos, hecho que no se produce en 1420 y sí en 1442, o la titularidad de don Sancho de Rojas como obispo de Córdoba, cargo que no ostentó hasta el año 1440), pero a pesar de ello la historia coincide en la mayoría de sus aspectos.
La aparición se produjo a un vecino de San Lorenzo, Gonzalo García, de oficio cardador, que tenía a su mujer enferma (tullida o paralítica según los autores) y a su hija loca, que al poco de salir por la puerta de Baeza, cerca del arroyo de las Piedras se encontró con dos hermosas mujeres y un mancebo, indicándole una de ellas que tomara un jarro de agua de una fuente cercana que le señalaron y su mujer e hija sanarían tras beber de ella; el mancebo ante su duda, le confirmó que hiciera lo que le decía la madre de Cristo porque él y su hermana Victoria le habían alcanzado ese favor de la Virgen, desapareciendo después. Tras esto volvió a la puerta de Baeza a comprar un jarro, que llenó en el lugar indicado, y su mujer e hija sanaron tras beber el agua.
     La fama del agua milagrosa se extendió rápidamente, siendo muchos los vecinos que acudían con diferentes males y que sanaban tras beber del manantial; uno de ellos, un ermitaño de la Albaida, tras verse curado de su enfermedad, tuvo una visión en la que se le revelaba la existencia de una imagen de la Virgen en el interior del tronco de una higuera cercana a la fuente, puesto el hecho en conocimiento del obispo don Sancho de Rojas, éste ordenó cortar el tronco apareciendo la imagen tal y como había dicho el ermitaño. Esta imagen debía estar bastante deteriorada dando lugar a la realización de una nueva que posiblemente sea la que todavía hoy se venera en el Santuario.
Para dar culto a la Virgen se levanta en primer lugar un humilladero, sustituido al poco tiempo (1454) por otro mayor y un brocal para recoger el agua, que a fines del siglo XV (1494) son cubiertos y protegidos por una capilla gótica de planta cuadrada. A su vez la iglesia, parece que empieza a levantarse en 1450, estando terminada en 1454, si bien sería muy diferente a la que conocemos actualmente, ya que tuvo varias reedificaciones, la más profunda en 1649 que le otorgó su configuración actual, siendo probablemente la portada lateral lo único que permanezca de la primitiva iglesia, junto con la entrada a la antigua hospedería situada al otro lado del patio sufragada con los donativos de doña María, esposa del rey Alonso de Aragón que visitó el Santuario en 1455 para curar su enfermedad.
     El documento que presentamos recoge el testamento de Isabel Rodríguez, la esposa de Gonzalo García, el cardador a quién se le apareció la Virgen, y la primera persona en sanar tras beber el agua de la Fuente Santa. El testamento está fechado en veinticinco de enero de 1481 lo que nos hace pensar que si en el momento de la aparición de la Virgen ya estaba casada, y con una hija de cierta edad, la fecha de 1442 puede ser más acertada que la 1420 para datar dicha aparición.
     En el testamento, en el cual reparte sus bienes entre todos sus nietos, son dos las referencias que hace a los acontecimientos narrados. Al comienzo se identifica como mujer de Gonzalo García y hace una mención probablemente a la aparición, si bien el paso del tiempo ha dado lugar a la pérdida de un pequeño fragmento, quedando como sigue “…Isabel Rodríguez, mujer de Gonzalo García […] la virgen María en la Fuente Santa…”. En segundo lugar en el reparto de los bienes encomienda el cuidado de las reliquias de la Virgen del siguiente modo “…et mando las reliquias que yo tengo que parescieron en la dicha fuente santa al dicho Gonzalo García mi marido a Catalina López la serrana beata que mora a la Magdalena…”, lo que confirma el deterioro de la imagen original y la talla de una nueva.
     El documento, pertenece al fondo de Protocolos Notariales, antiguo oficio número 14 de Córdoba, y está otorgado ante el escribano Gonzalo González, incluyéndose dentro del grupo de fondos de Archivos de la Fe Pública.

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En la primera mitad del siglo XV moraba en el barrio de San Lorenzo, junto a la puentezuela, un infeliz cardador de lana llamado Gonzalo García, a quien su escaso jornal no bastaba a sostener a su esposa e hija, la primera paralítica y la segunda demente; por tanto, imposibilitadas de ayudar a contribuir con su trabajo a los gastos de la familia. Desesperado con tan triste situación, y no sabiendo qué determinación tomar, saliose un día por la puerta de Baeza hacia el arroyo de las Peñas o Piedras, que es el de la Fuensanta, y hacia el sitio que aún se denomina de las Moras, a causa de las muchas silvestres nacidas en aquellos paredones.
Meditabundo y pensativo iba Gonzalo hacia el mencionado sitio cuando se le acercaron dos hermosas jóvenes, una en pos de otra, y un gallardo mancebo; la primera le dirigió estas o parecidas cariñosas palabras: "Gonzalo, toma un vaso de agua de aquella fuente, y con devoción dalo a tu mujer e hija y tendrán salud". Suspenso quedó aquel desgraciado, si bien dominándolo la idea de que sus favorecedores serían la Virgen María y los patronos de Córdoba San Acisclo y Santa Victoria, en cuya idea lo afirmó el gallardo joven diciéndole: "Haz lo que te manda la Madre de Jesucristo, que yo y mi hermana Victoria, como patronos de esta ciudad, lo hemos alcanzado de la Virgen Santísima". 
Lleno de gozo y aún más admirado volvió ansioso la vista hacia el sitio señalado, donde efectivamente corría el agua, manando de entre las descubiertas raíces de un cabrahigo (higuera silvestre), que demostrando su atigüedad cubría con sus ramas parte del paredón de la cercana huerta. Mas casi simultáneamente iba a arrojarse a los pies de su celestial bienhechora cuando ésta ya había desaparecido con los santos mártires.
Henchido su corazón de gozo y agradecimiento, corrió Gonzalo a una alfarería, cercana a la hoy demolida puerta de Baeza, compró el jarro y lleno de la salutífera agua lo llevó a su casa contando lo ocurrido y pidiendo con gran fe que con ella viviesen su mujer e hija, logró verlas libres completamente de sus acerbos y ya incurables padecimientos. Como no podía menos de suceder, la noticia circuló por toda la ciudad. Los enfermos corrieron a beber de la fuente designada, y nuevas curaciones justificaron más y más la virtud de sus aguas. Mas nadie acertaba a descifrar aquel misterio, descubierto al fin por otra nueva revelación.
El jarro comprado por Gonzalo García, y que era de barro vidriado, como color amarillo, se conservó muchos años como una preciosa reliquia, afirmando Enrique Vaca de Alfaro que el día 6 de abril de 1671 tuvo en su mano un fragmento que aún quedaba en poder de Juana de Luque, vecina de la calle del Aceituno, de 67 años de edad, y viuda de Nicolás Muñoz de Toro, descendiente del Gonzalo. 
Veinte años habían transcurrido desde aquel portentoso suceso, aún sumido en el más misterioso secreto. El sitio conocido por la Albaida era la morada de los ermitaños de Córdoba, aún no congregados como en la actualidad, y uno de ellos, agobiado por una cruel hidropesía que lo llevaba al sepulcro, se decidió también a beber de las saludables aguas de la santa fuente, y con ellas logró la salud apetecida.
Lleno de agradecimiento y fe pedía a Dios y a la Virgen en sus oraciones que se dignasen aclarar aquel arcano, cuando una noche, la del 8 de septiembre, oyó cierta voz que satisfizo su ansiosa curiosidad, revelándole que en el tronco de aquel cabrahigo se encerraba una imagen de la Virgen, depositada en un hueco cuando la persecución de los cristianos, y cuya concavidad había cerrado el transcurso de tantos años.
El ermitaño corrió al día siguiente a presentarse al obispo de Córdoba don Sancho de Rojas, y contándole lo ocurrido, éste hizo cortar el árbol, confirmándose las palabras del anacoreta, puesto que fue hallada la imagen que con tanta devoción veneramos. Es de barro y tiene en la espalda unas letras muy gastadas, al parecer góticas.
Al día siguiente de la revelación cortóse el árbol, y encontrado tan estimable objeto, divulgose la noticia con la velocidad del rayo, acudiendo casi en su totalidad el vecindario de Córdoba con el clero, autoridades y demás corporaciones, formando todos una procesión que en medio de una alegría indescriptible, aumentada por el repique de tantas campanas como entonces había, y del disparo de cohetes y arcabuces, llegó con la imagen al Sagrario antiguo de la Catedral, hoy capilla de la Cena, donde la depositaron, hasta que se edificó en el sitio del cabrahigo el primer Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta#El humilladero o Pocito, costeado por el obispo don Sancho de Rojas.


24 agosto 2015

Conejo al ajillo receta original


Receta simple de conejo al horno



Torrijas de vino de Semana Santa


Restaurante Sociedad de Plateros María Auxiliadora


Un restaurante cordobés, el único en España con certificación halal


Berenjenas fritas con miel de caña


Flamenquín cordobés


Rabo de toro en salsa de vino tinto / receta tradicional cordobesa


23 agosto 2015

Puerta de Baeza - Campo Madre de Dios



Descripción
Se encuentraa Extramuros de la ciudad en el llamado Campo de Madre de Dios, hoy Puerta de Baeza, se encuentra situada una fuente de bella factura construida en el año 1748 siendo Corregidor de la ciudad D. Fernando Valdés Quirós. También es conocida como Fuente del campo Madre de Dios.
Estaba abastecida de agua de la llamada de La Palma procedente de los manantiales del arroyo Pedroches y dotada de 9 1/2 pajas de agua “biencumplidas” según el informe emitido en 1770 por Francisco Bonilla maestro cañero de la ciudad por mandato de la Junta de Propios que se celebró en la ciudad el 9 de Octubre de 1770. 
Descripción arquitectónica
Es de estilo Barroco y está compuesta por un pilar rectangular que también servía deabrevadero, en cuyos lados menores de forma curvilínea, se hayan adosadas las pilastras de sección cuadrada profusamente labradas a modo de placas en sus cuatro caras y rematadas por una especie de pináculos cuatrifontes formados por cuatro mascarones labrados en la piedra. En los lados interiores hay talladas dos semiesferas en las que está instalado el caño metálico por donde se vierte el agua al pilar.
En el centro se haya un fuste o pedestal octogonal hasta cierta altura por encima del nivel del agua y de forma octogonal abalaustrada terminando en capitel también octogonal no muy alto en donde comienza una pileta cóncava de planta octogonal con cuatro mascarones adosados en los que se alojan los caños que vierten agua al pilar principal. 
Por encima de la pileta continúa el fuste central en forma de octógono con cuatro caños que vierte agua a la pileta. Toda la fuente está construida con piedra gris de la ciudad excepto cuatro escudos embutidos en las cuatro caras de las pilastras laterales que son de mármol blanco así como los pináculos de remate de las susodichas pilastras. 
Antecedentes históricos
En 1728 siendo Corregidor D. José Bustamante Loyola, los Sres. Juan Antonio Camacho como maestro de obras de la ciudad, Rafael López Madueño y Luis de Aguilar Ariza maestros del arte de albañilería y Alarifes de esta ciudad, diseñaron la fuente que en su día se colocaría en la Carrera de
la Fuensanta para la que hicieron las trazas y dispusieron de todo lo necesario para su construcción con un coste de 3000 reales de vellón.

Según las trazas de las citada fuente, esta no fue la que al final se hizo ya que se trataba de un pilar a dos caras mucho más pequeño que el que finalmente se colocó. La actual, en un principio se construyó más arriba de donde está actualmente. Según alguna fotografía, seguramente estaba delante de las antiguas lonjas y en donde hoy pasa la carretera. En el año 1959 se trasladó al jugar que hoy ocupa.Aspectos culturales y etnográficos
Se sabe que el 31/07/1836, año de sequía como muchos que hubo y hay en Córdoba D. José Salinas (Alcalde de la ciudad) dio orden al visitador de consumos para que desde esa misma noche, permaneciera abierto hasta las nueve el portillo de Baeza para que los vecinos pudieran surtirse de agua de la fuente sin tener que ir a la más próxima situada en San Pedro.
Otra información
Forma parte del catálogo de bienes protegidos del conjunto histórico de Córdoba con la identificación H-14. 
Nombre del autor/es y fecha de la ficha
J. Béjar García
28-11-2013
Fuente
http://www.conocetusfuentes.com
Manantiales y Fuentes de Andalucía

Barrios de Córdoba: Santiago


Receta de Salmorejo Cordobés original por la cocinera cordobesa Chary Se...


Gazpacho


Salmorejo cordobés


22 agosto 2015

Fuente de la Puerta de Baeza - Campo Madre de Dios




Descripción
Se encuentra Extramuros de la ciudad en el llamado Campo de Madre de Dios, hoy Puerta de Baeza, se encuentra situada una fuente de bella factura construida en el año 1748 siendo Corregidor de la ciudad D. Fernando Valdés Quirós.
También es conocida como Fuente del campo Madre de Dios.
Estaba abastecida de agua de la llamada de La Palma procedente de los manantiales del arroyo Pedroches y dotada de 9 1/2 pajas de agua “bien cumplidas” según el informe emitido en 1770 por Francisco Bonilla maestro cañero de la ciudad por mandato de la Junta de Propios que se celebró en la ciudad el 9 de Octubre de 1770.
 

Descripción arquitectónica
Es de estilo Barroco y está compuesta por un pilar rectangular que también servía de abrevadero, en cuyos lados menores de forma curvilínea, se hayan adosadas las pilastras de sección cuadrada profusamente labradas a modo de placas en sus cuatro caras y rematadas por una especie de pináculos cuatrifontes formados por cuatro mascarones labrados en la piedra. En los lados interiores hay talladas dos semiesferas en las que está instalado el caño metálico por donde se vierte el agua al pilar.
En el centro se haya un fuste o pedestal octogonal hasta cierta altura por encima del nivel del agua y de forma octogonal abalaustrada terminando en capitel también octogonal no muy alto en donde comienza una pileta cóncava de planta octogonal con cuatro mascarones adosados en los que se alojan los caños que vierten agua al pilar principal.
Por encima de la pileta continúa el fuste central en forma de octógono con cuatro caños que vierte agua a la pileta.
Toda la fuente está construida con piedra gris de la ciudad excepto cuatro escudos embutidos en las cuatro caras de las pilastras laterales que son de mármol blanco así como los pináculos de remate de las susodichas pilastras.
 

Antecedentes históricos
En 1728 siendo Corregidor D. José Bustamante Loyola, los Sres. Juan Antonio Camacho como maestro de obras de la ciudad, Rafael López Madueño y Luis de Aguilar Ariza maestros del arte de albañilería y Alarifes de esta ciudad, diseñaron la fuente que en su día se colocaría en la Carrera de la Fuensanta para la que hicieron las trazas y dispusieron de todo lo necesario para su construcción con un coste de 3000 reales de vellón.
Según las trazas de las citada fuente, esta no fue la que al final se hizo ya que se trataba de un pilar a dos caras mucho más pequeño que el que finalmente se colocó.
La actual, en un principio se construyó más arriba de donde está actualmente. Según alguna fotografía, seguramente estaba delante de las antiguas lonjas y en donde hoy pasa la carretera. En el año 1959 se trasladó al jugar que hoy ocupa.

Aspectos culturales y etnográficos
Se sabe que el 31/07/1836, año de sequía como muchos que hubo y hay en Córdoba D. José Salinas (Alcalde de la ciudad) dio orden al visitador de consumos para que desde esa misma noche, permaneciera abierto hasta las nueve el portillo de Baeza para que los vecinos pudieran surtirse de agua de la fuente sin tener que ir a la más próxima situada en San Pedro.

Otra información
Forma parte del catálogo de bienes protegidos del conjunto histórico de Córdoba con la identificación H-14. 

Nombre del autor/es y fecha de la ficha
J. Béjar García
28-11-2013

Fuente
http://www.conocetusfuentes.com
Manantiales y Fuentes de Andalucía

Estatua del Gran Capitán en Plaza de las Tendillas

  
El Monumento al Gran Capitán es una obra dedicada a Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán" en la ciudad de Córdoba, (España). Se trata de una escultura ecuestre en bronce, con excepción de la cabeza, labrada en mármol blanco.
Historia
Desde finales del siglo XIX el Ayuntamiento de Córdoba venía pensando la posibilidad de erigir un monumento en conmemoración del Gran Capitán, fundamentalmente debido a la avenida que venía realizando en la parte oeste de la ciudad. Una vez inaugurado el primer tramo de la Avenida del Gran Capitán el 5 de junio de 1907 se recuperó el empuje inicial del proyecto, fundamentalmente porque en el año 1915 se conmemoraba el IV Centenario de la muerte del Gran Capitán.
De esta manera y siguiendo el modelo empleado en Madrid de la apertura de una suscripción popular para sufragar los gastos del Monumento a Emilio Castelar, Antonio García Pérez, capitán y profesor de la Academia de Infantería de Toledo, comenzó un alegato reclamando para Córdoba la celebración del Centenario encontrándose entre otras, la colocación de un monumento en la intersección de la Avenida del Gran Capitán y la creación de una comisión que se encargara de la construcción del mismo. De esta manera el 24 de junio de 1909 se aprueba por parte de la Comisión Ejecutiva del "Proyecto de Monumento al Gran Capitán" que se le ofrecía a Mateo Inurria.
Los siguientes años fueron de trabajo por parte de Mateo Inurria en el monumento mientras que desde la Comisión, no se volvía a tomar con insistencia en el tema, hasta la confirmación de la celebración del IV Centenario de la muerte del Gran Capitán en Córdoba. De esta manera, el 4 de enero de 1915 se abre la suscripción popular promonumento y el alcalde de la ciudad firma con el escultor, el 13 de febrero por la cual se quedaba el precio fijado en 100.000 pesetas que se le harían efectivas en tres plazos.
El Ayuntamiento de Córdoba, el ejército, donaciones individuales, donaciones de asociaciones culturales, así como Ayuntamientos de la provincia, fueron los que suscribieron en su mayor medida la propia suscripción. Sin embargo, la suscripción popular nunca llegó a sumar las 100.000 pesetas, lo que hizo que se creara una subcomisión para conseguir más fondos, objetivo que no llegó a buen puerto. A pesar de que el 2 de marzo de 1915 comienzan los trabajos de cimentación del monumento que no pudieron continuarse debido a la no recaudación de fondos.
En 1920, se renuevan los deseos del Ayuntamiento por conseguir la erección del monumento, pero de nuevo la escasez de fondos por parte del consistorio hizo que pasaran los años sin que pudieran conseguirse los fondos necesarios. De esta manera, y hasta la llegada del año 1923, no se pudieron conseguir los fondos necesarios para poder costear el monumento. De esta manera se inaugura el 15 de noviembre de 1923, situándose originalmente en el cruce de la Avenida del Gran Capitán y de Ronda de los Tejares.
Sin embargo, el paso de los años había hecho que la configuración de la Avenida de Canalejas hubiera cambiando radicalmente, por lo que el arquitecto municipal Félix Hernández elaboraba un proyecto en la nueva Plaza de las Tendillas, para la incorporación del monumento. De esta manera en el año 1927 se trasladaba a la Plaza de las Tendillas, contando con la oposición vecinal que no aprobó el cambio de ubicación.
Durante el siglo XX hubo diferentes reformas de la fuente que rodea al monumento, siendo la actual, la reforma del año 1998.
En octubre de 2003, el monumento sufrió una profunda restauración donde se le aplicaron barniz y capas de protección, con un coste en la intervención de 27.106 euros, con cargo al Plan de Excelencia Turístico. El día 23 de diciembre de 2003 se reinaugura por parte de Rosa Aguilar.

Leyendas
Una de las más extendidas leyendas que circulan en Córdoba sobre el monumento al Gran Capitán, trata sobre la cabeza que incluye la estatua es la cabeza del torero Lagartijo. Nada más lejos de la realidad. El profesor Ramón Montes señaló la causa de la diferencia material y cromática entre la cabeza y el resto de la escultura:
"La figura ecuestre está realizada en bronce, a excepción de la cabeza que es de mármol blanco. Recurso éste, que utilizó Inurria para contrastar y darle una más genuina expresión. En base a este hecho, existe un bulo según el cual la cabeza del Gran Capitán es la de Lagartijo. Nada más lejano a la realidad. Existen expuestas ambas cabezas, en bronce, en el Museo de Bellas Artes, en donde puede comprobarse el error".
Página 386, tomo III de la obra CORDOBA, editorial GEVER, 1988.
En la misma línea se manifestó José María Palencia Cerezo en uno de los más completos estudios realizados hasta la fecha sobre el monumento:
"(...) no existe al respecto ningún tipo de testimonio documental ni literario que pueda llevar a plantearlo. En segundo, porque sobre el particular nada se recoge en el contrato firmado en 1915 con el Ayuntamiento de Córdoba. Y por último, porque de haber procedido en tal sentido, Inurria hubiera navegado contracorriente, convirtiendo una de sus obras más emblemáticas en un pastiche sin sentido de época"
El Gran Capitán de Córdoba a Italia al Servicio del rey. En el capítulo El Monumento al Gran Capitán de Córdoba. José María Palencia Cerezo.
En realidad, el modelo para la cabeza fue un organista de la Iglesia de San Nicolás.

Palacio de Orive o Casa de los Villalones


El corregidor de la Casaca Blanca

Leyenda del corregidor de la Casaca Blanca
       
Palacio de Orive, también llamada 'Casa de los Villalones', este singular edificio renacentista, realizado en 1560, es una de las obras más notables del arquitecto Hernán Ruiz II. Forma parte de un conjunto único dentro del Casco histórico de Córdoba, la manzana de Orive.
     Don Carlos Ucel y Guimbarda había perdido a su bella y adorada esposa cuando más feliz se juzgaba con tan buena compañera. El cielo quiso, para consolar la amargura que aquella pérdida le causara, dejarle una hija, blanca y hermosa como su nombre, y tímida y sencilla como el espíritu de un ángel. Jamás salía de casa, sino acompañada de una dueña, en sus primeros años, y después de su padre, que en ella cifraba toda su ventura y sus esperanzas. Contaba unos 17 años cuando en uno, al llegar la velada entonces, hoy feria de la Fuensanta, la llevó a beber aquellas puras y apetecidas aguas y orar por su madre ante la venerada imagen, amor de todos los cordobeses. 
 
     En la esquina del convento de San Rafael, conocido generalmente por Madre de Dios, se les interpuso una harapienta gitana de horrible aspecto y penetrante mirada, pretendiendo decir a Blanca la ventura que le esperaba. La tímida joven demostró al punto su repugnancia, y don Carlos, que temió un ligero disgusto en su hija, ordenó a la gitana se apartase, dejando de incomodarla por más tiempo. Ella insistió, y al fin fue preciso, mal su grado, retirarla, dejándola a un lado del camino, profiriendo mil palabras, entre las que se percibieron claramente: "Ellos pagarán su orgullo con raudales de llanto, que la desgracia les hará verter". Nadie hizo caso de sus palabras, que consideraron desahogo de su mala educación, volviéndose tranquilos a su casa, como si nada hubiesen oído. 
 
     Dos o tres años habrían transcurrido cuando, a la altas horas de la noche, oyeron llamar a la puerta; asomáronse y eran unos hebreos que iban a quejarse al corregidor de que no les querían dar posada en ninguna de las de Córdoba, y pedían o una orden para ello o que se les dejase pasar hasta el día, aun cuando fuera en el portal de su casa. Consintió Guimbarda en esto último, y la dueña que había recibido el recado ponderó a doña Blanca lo extraño de las figuras de los nuevos huéspedes, hasta el punto que la curiosidad les hizo ir a examinarlos por el agujero de la llave del portón. Mas cual sería su sorpresa al ver que leían en un libro a la luz de una vela amarilla, y que pasaban muy deprisa las cuentas de una especie de rosario que uno de ellos llevaba pendiente de la cintura.
 
     A poco sonó un ruido extraño y la tierra se separó dejando una abertura que daba paso a una hermosa escalera de mármol. Por ella bajó uno, volviendo a poco acompañado de un joven que apenas frisaba en los tres lustros, de hermoso y gallardo aspecto, y un cofre, al parecer lleno de alhajas de gran valor. Aquel desgraciado, enterrado en vida, les rogó repetidas veces para que lo llevasen consigo, siendo inútiles sus quejas y súplicas, pues después de algunas prevenciones que le hicieron lo obligaron a bajar por la ancha escalera. Apagaron la vela, y con la luz desapareció también el hoyo formado en el portal, como si nada hubiese sucedido.
Figura que representaría a Blanca en el palacio de los Villalones
       Llegó la mañana siguiente y los hebreos se despidieron del corregidor, dándole muchas gracias por la generosidad con que los había hospedado; mas ¡cuánta desgracia se atrajo con ella! Tanto la dueña como la hermosa Blanca ardían en viva curiosidad por saber el misterioso arcano del joven prisionero con tantas y codiciadas riquezas. Examinaron el portal y nada advertían en su pavimento, hasta que la dueña vio esparcidas por él muchas gotas de cera desprendidas de la vela encendida por los hebreos. Juntolas cuidadosamente e hizo un cerillo, con el que creían que se abriría la tierra. Esperaron la noche, y cuando todos estaban recogidos, bajaron al portal y encendieron la luz, logrando por este medio que apareciese de nuevo la escalera, por la cual bajó Blanca, recorriendo algunas galerías sin hallar el menor rastro. Cuando vio la dueña que el pabilo se acababa, echaron a correr; pero al salir se le concluyó, quedando dentro la desgraciada joven que venía tras ella. La pobre vieja empezó a gritar; a sus voces acudió el corregidor y todos los criados, quienes se confundían más con sus revelaciones. Luego llamaron a Blanca, que respondía con acento de dolor desde el centro de la tierra. El corregidor hizo mil excavaciones, todas inútiles, llorando en su desesperación la pérdida de tan querida hija.
     
     Varios años pasaron. Don Carlos Ucel y Guimbarda murió solo y desesperado. Desde entonces se dice que una sombra misteriosa recorre de noche toda esta casa, en la que muchos aseguran haberse asombrado, atribuyéndolo al alma de doña Blanca, que aún vaga por aquellos contornos (1).


(1) RAMÍREZ DE ARELLANO, T. Paseos por Córdoba.



Cordoba Cathedral, Andalusia, Spain in HD Mezquita de Córdoba (I)


  

Publicado el 13/08/2013
Visita a la ciudad de Córdoba. Entrando a la parte histórica de la ciudad, por el Puente Romano, Arco del Triunfo, hasta la cara Sur de la Mezquita. Antes de entrar hemos hecho un pequeño recorrido por calles típicas y rincones emblemáticos del Barrio de la Judería, para por fin, disfrutar del templo. Este es un recorrido integramente musulman, dejando para el siguiente vídeo la visión cristiana del mismo.
Visit the city of Cordoba. Entering the historical zone of the city, across the Roman Bridge, Arc de Triomphe, to the southern side of the mosque. Before going we did a little tour through typical streets and emblematic places of the Jewish Quarter, to finally enter the temple. This is a journey entirely Muslim, leaving the following video the Christian view of it.
Visitez la ville de Cordoba. Entrant dans la zone historique de la ville, à travers le pont romain, l'Arc de Triomphe, sur le côté sud de la mosquée. Avant d'aller nous avons fait un petit tour dans les rues typiques et les lieux emblématiques du quartier juif, pour entrer enfin le temple. C'est un voyage entièrement musulmane, laissant la vidéo suivante la vision chrétienne de celui-ci.
زيارة مدينة قرطبة. دخول المنطقة التاريخية من المدينة، عبر الجسر الروماني، وقوس النصر، إلى الجانب الجنوبي من المسجد. قبل الذهاب فعلنا جولة صغيرة في شوارع نموذجية والأماكن رمزا من الحي اليهودي، وأخيرا لدخول المعبد. هذه هي رحلة مسلم تماما، وترك الفيديو التالية وجهة النظر المسيحية من ذلك.

21 agosto 2015

Lucena Córdoba



L   U    C    E    N    A


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Fernán Núñez (Córdoba)


Montilla


La Carlota y La Campiña (Córdoba)



Azuel, Cardeña y Villanueva de Córdoba.


Carcabuey



Pequeño documental con vistas aéreas de Carcabuey, Córdoba.
Parte del programa Destino Andalucía de la cadena andaluza Canal Sur en la que se ve un pequeño reportaje de la localidad de Carcabuey (Córdoba).

Espejo



Pequeño documental con vistas aéreas de Espejo, Córdoba, Campiña cordobesa,
de la serie 'Andalucía es de cine', dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón y
Juán Lebrón y producido por éste último en Londres, con textos de José
Manuel Caballero Bonald narrados por Juan Luis Galiardo.

Belmez y Peñarroya - Pueblonuevo



Pequeño documental con vistas aéreas de Bélmez y Peñarrolla-Pueblonuevo,
Córdoba, Sierra cordobesa,de la serie 'Andalucía es de cine', dirigido por
Manuel Gutiérrez Aragón y Juán Lebrón y producido por éste último en Londres,
con textos de José Manuel Caballero Bonald narrados por Juan Luis Galiardo.

Belalcázar



Pequeño documental con vistas aéreas de Belelcázar, Córdoba, Sierra cordobesa,
de la serie 'Andalucía es de cine', dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón y
Juán Lebrón y producido por éste último en Londres, con textos de José
Manuel Caballero Bonald narrados por Juan Luis Galiardo.

Baena



Pequeño documental con vistas aéreas de Baena, Córdoba, Campiña cordobesa,
de la serie 'Andalucía es de cine', dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón y
Juán Lebrón y producido por éste último en Londres, con textos de José
Manuel Caballero Bonald narrados por Juan Luis Galiardo.

Almodovar del Rio


Pequeño documental con vistas aéreas de Almodovar de Rio, Córdoba, 
Subbética cordobesa,de la serie 'Andalucía es de cine', dirigido por
Manuel Gutiérrez Aragón yJuán Lebrón y producido por éste último en Londres, 
con textos de José Manuel Caballero Bonald narrados por Juan Luis Galiardo

Bujalance


   
Pequeño documental con vistas aéreas de Cabra, Córdoba, Subbética cordobesa,
de la serie 'Andalucía es de cine', dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón y
Juán Lebrón y producido por éste último en Londres, con textos de José
Manuel Caballero Bonald narrados por Juan Luis Galiardo.

Aguilar de la Frontera


Pequeño documental con vistas aéreas de Aguilar de la Frontera (Córdoba), de la serie 'Andalucía es de cine', dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón y Juán Lebrón y producido por éste último en Londres, con textos de José Manuel Caballero Bonald narrados por Juan Luis Galiardo.