El Monumento al Gran Capitán es una obra dedicada a Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán" en la ciudad de Córdoba, (España). Se trata de una escultura ecuestre en bronce, con excepción de la cabeza, labrada en mármol blanco.
Desde finales del siglo XIX el Ayuntamiento de Córdoba venía pensando la posibilidad de erigir un monumento en conmemoración del Gran Capitán, fundamentalmente debido a la avenida que venía realizando en la parte oeste de la ciudad. Una vez inaugurado el primer tramo de la Avenida del Gran Capitán el 5 de junio de 1907 se recuperó el empuje inicial del proyecto, fundamentalmente porque en el año 1915 se conmemoraba el IV Centenario de la muerte del Gran Capitán.
De
esta manera y siguiendo el modelo empleado en Madrid de la apertura de
una suscripción popular para sufragar los gastos del Monumento a Emilio
Castelar, Antonio García Pérez,
capitán y profesor de la Academia de Infantería de Toledo, comenzó un
alegato reclamando para Córdoba la celebración del Centenario
encontrándose entre otras, la colocación de un monumento en la
intersección de la Avenida del Gran Capitán y la creación de una
comisión que se encargara de la construcción del mismo. De esta manera
el 24 de junio de 1909 se aprueba por parte de la Comisión Ejecutiva del "Proyecto de Monumento al Gran Capitán" que se le ofrecía a Mateo Inurria.
Los siguientes años fueron de trabajo por parte de Mateo Inurria en
el monumento mientras que desde la Comisión, no se volvía a tomar con
insistencia en el tema, hasta la confirmación de la celebración del IV
Centenario de la muerte del Gran Capitán en Córdoba. De esta manera, el 4 de enero de 1915
se abre la suscripción popular promonumento y el alcalde de la ciudad
firma con el escultor, el 13 de febrero por la cual se quedaba el precio
fijado en 100.000 pesetas que se le harían efectivas en tres plazos.
El Ayuntamiento de Córdoba, el ejército, donaciones individuales,
donaciones de asociaciones culturales, así como Ayuntamientos de la
provincia, fueron los que suscribieron en su mayor medida la propia
suscripción. Sin embargo, la suscripción popular nunca llegó a sumar las
100.000 pesetas, lo que hizo que se creara una subcomisión para
conseguir más fondos, objetivo que no llegó a buen puerto. A pesar de
que el 2 de marzo de 1915 comienzan los trabajos de cimentación del
monumento que no pudieron continuarse debido a la no recaudación de
fondos.
En 1920,
se renuevan los deseos del Ayuntamiento por conseguir la erección del
monumento, pero de nuevo la escasez de fondos por parte del consistorio
hizo que pasaran los años sin que pudieran conseguirse los fondos
necesarios. De esta manera, y hasta la llegada del año 1923, no se pudieron conseguir los fondos necesarios para poder costear el monumento. De esta manera se inaugura el 15 de noviembre de 1923, situándose originalmente en el cruce de la Avenida del Gran Capitán y de Ronda de los Tejares.
Sin embargo, el paso de los años había hecho que la configuración de
la Avenida de Canalejas hubiera cambiando radicalmente, por lo que el
arquitecto municipal Félix Hernández elaboraba un proyecto en la nueva Plaza de las Tendillas, para la incorporación del monumento. De esta manera en el año 1927 se trasladaba a la Plaza de las Tendillas, contando con la oposición vecinal que no aprobó el cambio de ubicación.
Durante el siglo XX hubo diferentes reformas de la fuente que rodea al monumento, siendo la actual, la reforma del año 1998.
En octubre de 2003,
el monumento sufrió una profunda restauración donde se le aplicaron
barniz y capas de protección, con un coste en la intervención de 27.106
euros, con cargo al Plan de Excelencia Turístico. El día 23 de diciembre de 2003 se reinaugura por parte de Rosa Aguilar.
Leyendas
Una de las más extendidas leyendas que circulan en Córdoba sobre el
monumento al Gran Capitán, trata sobre la cabeza que incluye la estatua
es la cabeza del torero Lagartijo. Nada más lejos de la realidad. El
profesor Ramón Montes señaló la causa de la diferencia material y
cromática entre la cabeza y el resto de la escultura:
"La figura ecuestre está realizada en bronce, a excepción de la cabeza que es de mármol blanco. Recurso éste, que utilizó Inurria para contrastar y darle una más genuina expresión. En base a este hecho, existe un bulo según el cual la cabeza del Gran Capitán es la de Lagartijo. Nada más lejano a la realidad. Existen expuestas ambas cabezas, en bronce, en el Museo de Bellas Artes, en donde puede comprobarse el error".
Página 386, tomo III de la obra CORDOBA, editorial GEVER, 1988.
En la misma línea se manifestó José María Palencia Cerezo en uno de
los más completos estudios realizados hasta la fecha sobre el monumento:
"(...) no existe al respecto ningún tipo de testimonio documental ni literario que pueda llevar a plantearlo. En segundo, porque sobre el particular nada se recoge en el contrato firmado en 1915 con el Ayuntamiento de Córdoba. Y por último, porque de haber procedido en tal sentido, Inurria hubiera navegado contracorriente, convirtiendo una de sus obras más emblemáticas en un pastiche sin sentido de época"
El Gran Capitán de Córdoba a Italia al Servicio del rey. En el capítulo El Monumento al Gran Capitán de Córdoba. José María Palencia Cerezo.
En realidad, el modelo para la cabeza fue un organista de la Iglesia de San Nicolás.
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